La iniciativa es promovida por el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) y contó con la participación de 10 alumnos de educación primaria con discapacidad auditiva, 02 intérpretes de lenguaje de señas venezolanas (LSV); 05 docentes; 02 obreros, 02 funcionarias del departamento de sociales de la institución, su directora y la sub-directora; 01 representante del programa “Todas las manos a la siembra”; y 02 servidores públicos expertos en el área quienes sueron los facilitadores del taller.
Según lo explicó la servidora pública del INIA, Onitza Sierra, el taller se dio inicio con las palabras a cargo de las docentes del departamento de sociales de la institución dando la bienvenida y agradecimiento al INIA por la iniciativa. Luego, se mostró un vídeo sobre la elaboración de compost para la obtención de abono orgánico, y se dio una charla sobre el compostaje. Posteriormente, se les explicó a los niños y niñas como realizar la clasificación de los desechos, preparar el terreno, y elaborar 3 compostajes.
Sierra agregó que la preparación de compost es la mejor forma de aprovechar los desechos orgánicos, convirtiéndolos en un fertilizante que mejora la estructura del suelo, evitando la erosión y el mejor aprovechamiento de los nutrientes. Por ello se hizo hincapié en la contribución que éste tiene en el desarrollo sustentable de la soberanía alimentaria para incrementar la cantidad de alimentos disponibles para los consumidores urbanos.
El compostaje es el resultado del proceso de descomposición de la materia orgánica hasta convertirse en humus
Al respecto, Lorena Molina, docente integrador cultural de la Unidad educativa donde se realizó la actividad manifestó: “quiero darle el agradecimiento al INIA por su participación en este tipo de actividades enseñado a los alumnos en la trasformación de los desechos en materia orgánica”
Por su parte, Maria Camacho, sub-directora de la escuela indicó: “principalmente estamos muy agradecidos al INIA y de siempre contar con su apoyo en el aprendizaje de elaborar compost trasformando los desechos de la cocina en abono para las plantas”. (FIN/Álvaro Rangel). (Fuente y fotografía: Onitza Sierra)