“En una jornada teórica y práctica más que imponer fue un intercambio de saberes que van a ser reproducidos por estos facilitadores tanto en sus ambientes como en sus comunidades lo que le augura al pueblo venezolano el cumplimiento futuro de objetivos claves para la productividad en todos los espacios comunitarios con la asistencia de instituciones como la nuestra, comprometidas con el pueblo y sus necesidades inmediatas”, informó Wilmer Velásquez, investigador del INIA, a cargo de la actividad.

Explicó Velásquez que materiales como aserrín, cascaras de huevos, restos de plantas y hojarasca, así como conchas de verduras y frutas con la aplicación de microorganismos eficientes, técnicas de manejo y degradación de estos desechos orgánicos se puede obtener abonos y compostajes de calidad. “Los mismos fueron seleccionados de las actividades cotidianas de los participantes, con el manejo adecuado y las técnicas mostradas por servidores públicos del INIA que van a procesar para obtener cosechas de calidad y en los procesos productivos de los patriotas en cuestión”, agregó el servidor público.

En alusión a señalado la joven facilitadora Dellraly González, de la comunidad San Joaquín de Turmero dijo: “esta formación es importante puesto que brinda herramientas a las personas que no tienen recursos para comprar una tierra abonada y así ayudan a la naturaleza a librarse de tanta generación de basura y contaminantes, reutilizando los desperdicios que van a nutrir las siembras”

A su vez Heriberto Acosta, participante de Misión Robinsón opinó que, “es buena la teoría y lo académico, pero aún más importante es saber llevar eso a la práctica y que no se pierda el saber ancestral. Ustedes pueden estudiar en las universidades, pero hay conocimientos que nuestros abuelos aplicaban y que la academia ignora, pero al llevar a nuestros pequeños conucos estas técnicas vamos a liberarnos y a combatir el hambre de a poco con nuestra producción”. (Redacción: Nathaniel Blanco. Fotografías: Ana Carrillo. 02-12-2016).